Las neurodivergencias, como el autismo, TDAH o la dislexia, son formas distintas de procesar el mundo, no enfermedades ni errores.
Promover la empatía, la inclusión y el respeto nos ayuda a construir una sociedad donde todas las personas puedan desarrollarse plenamente, tal como son. Agradezco la invitación de la diputada Sara Ramírez al foro “Desde el corazón, voces que transforman e incluyen: Encuentro con familias neurodivergentes” que se realizó el día de ayer.
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